Generalmente en todos los tipos de negocios o profesiones existe el fraude y la estafa, pero me ha llamado la atención que muchos de los casos de estafa que he investigado han estado relacionados con el negocio de las inversiones. Inversiones en las cuales personas comunes depositan sus ahorros, e incluso dinero obtenido de préstamos sobre el valor de sus casas, para luego disfrutar de los intereses ganados. Esta es una forma fácil de ganarse la vida cuando tienes dinero ahorrado, si bien estas inversiones tienen sus propios riesgos, yo he encontrado otro riesgo peor: los falsos agentes de inversiones.
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Una mujer llamó a mi oficina con el siguiente caso: “Hace un año invertí $50.000 dólares en una oportunidad de extracción de petróleo en una isla del Pacífico, con una firma de inversionistas de mi ciudad cuyo anuncio vi en el internet. Yo soy una mujer sola que ha reunido ese dinero con años de trabajo, ahorros y sacrificios, y vi esta inversión como una oportunidad económica a corto plazo, pues me prometieron ganancias del 40% anual y sin riesgos. Yo realice el contrato de inversión, personalmente, en la oficina de la agencia de inversiones. Si bien la oficina era pequeña, Julio (nombre cambiado), el consejero financiero que me atendió era muy educado y me explicó en detalle el plan de inversión, las ganancias, la ausencia de riesgos y su larga trayectoria como consejero y agente de inversiones. Julio me confirmó que muchas personas estaban invirtiendo en esta oportunidad única y que no me convenía perderla. Cada mes yo me comunicaba con Julio para saber cómo iba la inversión, y según sus propias palabras todo marchaba muy bien, pasaron dos meses que no me respondió, fui a su oficina pero ya estaba cerrada. Seguí intentando hasta que logré hacer contacto nuevamente, me dijo se había mudado de oficina y que había estado fuera del país por lo de las inversiones de la extracción de petróleo y que las noticias no eran buenas. Me informó que el pozo de petróleo no tenía petróleo y que todo el dinero invertido se había perdido, que legalmente no había nada que él o yo pudiéramos hacer, que me olvidara del dinero y que no se me ocurriera hacer nada legal en contra de él. Estoy frustrada y desesperada, quiero localizar su nueva oficina y sus bienes para poder demandarlo y denunciarlo”.
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“Manos a la obra” le respondí. No quise entrar en detalles pues comprendía el sufrimiento por el que estaba pasando mi clienta, pero había varios detalles que me llamaron la atención. Mi clienta invirtió basada en un “anuncio de Internet”, lugar típico para anunciar estafas de inversiones. Le prometieron “40% de ganancias”, demasiado bueno para ser verdad. “Cero riesgos de inversión”, cuando no existen las inversiones sin riesgos. “Todo el mundo está invirtiendo en esta oportunidad”, típico enganche de los defraudadores. “Inversión petrolera en un isla del Pacífico”, exacto, bien lejos como para que no puedas verificar nada. Ya esta historia me era conocida y no olía bien.
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No solo planifiqué la investigación con el objetivo de localizar a Julio y a sus preciados bienes sino que también la enfoqué sobre un posible fraude. Efectivamente, Julio promocionaba su agencia de inversiones en Internet pero usaba diferentes nombres y teléfonos en cada anuncio. Su compañía estaba registrada como corporación y en su nombre incluía el rimbombante termino “investments” pero no estaba registrada como agencia de inversiones ni a nivel estatal ni a nivel federal. En otras palabras su agencia era falsa. Julio no tenía propiedades a su nombre, tampoco su negocio tenía propiedades. La lista de demandas contra él y su negocio era larga. Durante la investigación encontramos a dos víctimas más de Julio, una por $30.000 y la otra por $25.000, cantidad mínima para invertir en esta “oportunidad petrolera sin riesgos”. Gracias a informaciones proporcionadas por estas víctimas y a nuestras propias herramientas de investigación pudimos localizar la nueva oficina de Julio, estratégicamente ubicada en la zona financiera de una ciudad ubicada a más de 200 millas de la ciudad donde había defraudado a mi cliente. Al parecer Julio prefería por victimas a mujeres de bajo nivel académico e indocumentadas en EEUU, de esa forma reducía las posibilidades de que lo denunciaran. Esta vez a Julio le salió el “tiro por la culata”, con el testimonio de mi cliente y de las dos víctimas, más el reporte investigativo, logramos elevar una denuncia por fraude, organización criminal para cometer fraude y operación de negocio sin licencia. Julio tiene sus días contados.
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Por su seguridad siempre verifique las credenciales y licencias de los profesionales que usted va a contratar. Chequee sus antecedentes para saber si ha tenido problemas criminales, civiles, financieros y administrativos. Nunca invierta en un tipo de negocio que usted no conozca a fondo, pues si lo hace no sabrá cuáles promesas son reales y cuales son falsas. Edúquese sobre como identificar el fraude a tiempo.
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Cuídese del fraude, pero si necesita ayuda, llámeme al 866-224-1245.
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Junio 27, 2016
Por el Detective Fernando Álvarez
DIARIO LAS AMERICAS