Octubre 16, 2016
Por el Detective Fernando Álvarez
DIARIO LAS AMERICA
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La crisis económica que comenzó hace algunos anos trajo muchos problemas para las personas de todas las edades y niveles socio económicos, la depresión nos afecto a todos de una u otra forma. Las crisis crean pérdidas económicas, despidos laborales, escases de recursos y todo estos genera a su vez mucha desesperación y confusión en la población. Lamentablemente muchas personas se dejaron convencer por ofertas que eran contrarias al “sentido común”, ofertas demasiado buenas para ser verdad. Y como dice el refrán “a río revuelto, ganancia de pescadores”, pero en este caso “ganancia de estafadores”.
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Fue una familia humilde la que solicitó mis servicios: “Detective, desde que llegamos a esta ciudad hemos estado viviendo en casa de nuestra familia, quienes nos han brindado toda la ayuda que necesitamos y aunque nuestra economía es precaria debido a la falta de trabajo ya era hora de que nosotros alquiláramos un apartamento propio. Comenzamos a buscar pero las mensualidades que pedían eran demasiado altas en las áreas que deseábamos. Ya desesperados buscamos en áreas más lejanas de la ciudad donde los precios se ajustaban más a nuestras posibilidades. Mientras buscábamos encontramos un cartel de un apartamento de 3 habitaciones, 2 baños, patio y estacionamiento para dos vehículos ubicada en una zona mucho más cerca del área que deseábamos y a un precio increíble, solo $1.100 por mes. Llamamos al teléfono y nos atendió Rodolfo (nombre cambiado) el agente inmobiliario, quien muy atento nos citó para ver el apartamento ese mismo sábado por la tarde a las 7:30pm. Era tanta nuestra alegría que llegamos antes de las 7.00pm, Rodolfo llego rayando las 7:30pm e ingresamos al apartamento. El mismo estaba impecable y muy amplio, realmente una ganga, pues el precio de apartamentos similares sobrepasaba los $1.500. Él nos dijo que si queríamos ocuparlo de inmediato deberíamos pagar el giro postal o efectivo ya que si lo hacíamos el cheque demoraría una semana en que nos entregaran las llaves. El total a pagar era $3.300 para cubrir el primer mes, el último mes y el depósito de seguridad. Aceptamos sin pensarlo, pues teníamos miedo de que lo rentara otra persona, le pagamos los $3.300 en efectivo y firmamos el contrato. Rodolfo nos entregó las llaves al tiempo que nos pidió disculpa por la rotura del llavín de la puerta de entrada. La verdad es que no nos dimos cuenta al entrar que el llavín estaba roto producto de haber sido forzado, la llave no entraba. El nos pido que cambiáramos el llavín nosotros mismos y que la pasáramos la factura a él para hacernos la devolución. Estábamos tan contentos que no le dimos gran importancia a ese pequeño problema. Al día siguiente comenzamos con la mudanza. El lunes por la mañana llego un hombre vestido de traje con la policía y nos preguntó qué hacíamos en el apartamento; fue una situación muy desagradable. Todo fue un fraude, Rodolfo no era el agente inmobiliario asignado a esa propiedad, la renta era de $1.700 por mes y el contrato era falso. Sencillamente nos habían estafado. La policía nos tomo la declaración para el reporte policial y nos informó que ese tipo de fraudes estaba ocurriendo con mucha frecuencia en esa área. Llamamos al teléfono de Rodolfo pero ya estaba desconectado. Queremos localizar a Rodolfo para que enfrente a la justicia. ¿Puede ayudarnos?”
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“Todo indica que fue una estafa bien planeada, por alguien que ya lo ha hecho en el pasado, pero no obstante podemos investigar para ver qué encontramos”, le respondí a esta desesperada familia que había caído en la trampa de un estafador astuto. Aunque las posibilidades de éxito eran muy bajas debido a que solo tenían un teléfono desconectado, un nombre probablemente falso, la fotografía del anuncio y un contrato que era más falso que un billete de $4 dólares.
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La investigación inicial no demoro mucho en confirmar que el teléfono era pre-pagado y que existía varios Rodolfo que era agentes inmobiliarios, pero sus fotografías no fueron identificadas por mis clientes como nuestro sujeto. No había mucha tela por donde cortar en este caso, pero se me ocurrió pasarles la foto del anuncio a mis investigadores por si observaban anuncios similares mientras realizaban otras investigaciones. En tres días mis investigadores recolectaron fotos de 11 anuncios de alquileres demasiados baratos para ser reales. Procedimos a llamar a cada uno de los teléfonos y elegimos 2 que nos parecían interesantes debido a la similitud con las características de Rodolfo. Nuestros clientes identificaron la voz de Rodolfo, procedimos a preparar una operación carnada y efectivamente mi plan no falló. Rodolfo nos citó al apartamento del anuncio, grabamos todo con cámaras ocultas. Como era parte del plan no llegamos a un acuerdo y Rodolfo se fue en su vehículo, sutilmente seguido por nuestros investigadores. Luego de 2 horas y muchas vueltas Rodolfo llegó a una casa muy bonita y estacionó el vehículo en el garaje cerrado, dentro pudimos observar otro vehículo y anotar las placas. El vehículo que usó Rodolfo para asistir a la cita usaba placas no registradas pero las del segundo vehículo observado en el garaje de su casa estaban a nombre de quien posteriormente identificamos como su pareja. Rodolfo, cuyo apellido era diferente, había sido agente inmobiliario hacía mucho tiempo atrás en otra ciudad pero había perdido su licencia por demandas y denuncias recibidas por sus clientes. A pesar de que Rodolfo llego a tocar fondo económicamente al punto de declararse en bancarrota hacia apenas un año, ahora vivía muy bien. Según pudimos averiguar Rodolfo tenía un cómplice, un joven delincuente al cual Rodolfo le pagaba para que rompiera los llavines de los apartamentos vacíos antes de que él llegara a mostrarlo a posibles clientes, de esa forma Rodolfo podía entrar al apartamento y mostrarlo sin inconvenientes, siempre en horas de la tarde cuando era más seguro.
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El reporte y las evidencias le fueron presentados a mis clientes y posteriormente a la policía. Pero mis clientes fueron más allá al presentar una demanda menor en los tribunales y una denuncia ante la fiscalía. No sé que habrá pasado con Rodolfo, pero en nada bueno pudo haber terminado pues su delito no solo era el de estafa sino además el de allanamiento de morada.
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Por su seguridad nunca actué bajo los efectos del desespero, analice la situación fríamente y deténgase si nota que la oferta que le hacen es demasiado buena para ser real. Verifique las licencias de los profesionales que contrata, visítelos en sus oficinas y asegúrese de firmar un contrato que sea real. Si tiene dudas a la hora de alquilar contacte a un agente inmobiliario de buenas referencias para que actúe como su representante. Piense antes de actuar.
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Cuídese del fraude, pero si necesita ayuda, llámenos al 866-224-1245.